Es increíble las cosas que se sucedieron en el ínterin en que la otra de mi esposo se jacto sobre mi y hacia llamadas anónimas a mi casa con el fin de humillarme mientras yo solo le pedía a mi Dios que le pagara según sus hechos.Se que el no causo su muerte ni mucho menos ya que cada quien cosecha lo que siembra y somos todos pecadores y por lo tanto enfermamos y morimos, pero hoy por hoy esa persona ya no es, desapareció tal como la niebla,yace inerte, y yo he sido librada de la angustia que me hizo vivir. Jamás le deseé mal alguno, tampoco me alegro por lo que le pasó pero retumba en mi mente las palabras de Isaias 41: 11,12)
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