
Desde la primera vez que encontré esta imagen en la internet, me identifiqué con ella. Recordé mi niñez bonita, cuando todavia muy pequeña mi abuelita peinaba mi cabello y me hacía dos crinejas que doblaba y adornaba con un lacito en cada una.
Recuerdo lo mucho que lloraba cada vez que la veía tomar el peine; no me gustaba que me peinara porque mi cabello rizado era una maraña de nudos y para desenredarlo ella me halaba mucho el cabello, de modo que para mi, peinarme era sinonimo de dolor...
Me encanta esta imagen, es como verme a mí misma pequeña, recien peinada por las manos amorosas de mi abuela, mirando mi piel morena y preguntandole por que ella era blanca y yo no y escuchando su amorosa explicación.
Cuanto extraño a esa viejecita que me dio tanto cariño. Anhelo verla de nuevo...cuando los que están dormidos en la muerte caigan en nacimiento. (Isa 26:19)
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