Reflexiones de mi vida

martes, 15 de junio de 2010

Luciana..te dedico estas remembranzas!

Me gusta mucho el tango, aunque no soy argentina. Mi abuelita me enseño a cantarlos y ella disfrutaba mucho cuando me escuchaba hacerlo. Recuerdo una noche en que le canté y ella no sé por qué se reía tanto, pero el caso es que yo estaba muy inspirada cantando Mano a mano y yo cantaba: "rechiflao en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido en mi pobre vida paria solo una buena mujer..." y luego seguía con "Tomo y obligo mándese un trago que hoy necesito el recuerdo matar..." que noches tan lindas eran aquellas noches. No teniamos televisión, solo una radio de esas antiguas donde escuchabamos musica y las radionovelas. Luego, cuando llegué a la adolescnecia por allá por los 70 llegó Sandró y Leonardo Favio con esas canciones tan hermosas que me llegaban al corazón y me hacían llorar. Creo que fué todo esto lo que inluyó en mi para que de repente yo comenzara a hablar como los argentinos..sí, y qué bien lo hacía, jajaja, mi familia se reía de mi porque en vez de decir "yo" como normalmente hablamos los venezolanos, yo decía "cho" en vez de decir "tu" decía "vos", en vez de decir amigo decía "ché" y utilizaba palabras como "pibe", o "pibeta" y lo mejor de todo es que hasta el tono me lo aprendí, parecía una argentina de verdad, solo que morenita. Como en ese entonces no sabía quien era Jehová yo decía muchas mentiras y recuerdo que una vez que fui hacer algo a Caracas, la capital de Venezuela, entablé una conversación con alguien en una parada y me preguntó de que parte de Argentina era y yo le respondí que de Córdoba..que horror! Eso sucedió en mi adolescencia, tenía un obsesión por imitar la forma de hablar de los argentinos. Hoy recuerdo esos tiempos y de verdad que no entiendo por qué actuaba así, (cosas de adolescentes locos). Recordarlo me da mucha risa y a la vez nostalgia porque fué una época inocente de mi vida, y de esa mi adolescencia tormentosa. Hoy soy una mujer madura que conoció al Dios de la verdad, ya no hablo como los argentinos, pero aprendí un lenguaje nuevo, el lenguaje de la verdad. Aún me gusta mucho el tango y hay uno en especial que disfruto mucho, es uno instrumental titulado "LA CUMPARSITA" y cada vez que canto o escucho un tango viene a mi memoria aquellas noches en la que mi abuelita me decía "hija cántame un tango" y mi corazón se llena de nostalgia y de dolor. Abuelita, cuando deseo volver a verte y quizá en ese entonces no sea un tango lo que te cante sino una nueva canción, de esas canciones que cantaremos en el nuevo mundo donde pronto vas a despertar.

1 comentario:

Luciana dijo...

AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!! qué entrada más linda!
En primer lugar, muchas gracias por la dedicatoria! me siento halagada, en serio... gracias =)
En segundo lugar, me muero por escucharte hablar en argentino! jaja
Sabes... tengo un amigo venezolano que se rie de mi cuando digo "YO" o "Vos", y me da mucha risa cuando trata de imitarme jaja (se le mezclan los acentos!)

Esas anécdotas de la adolescencia, pocas veces se olvidan, no? aquellos locos años en que nos animábamos a hacer cosas que hoy ni se nos ocurrirían. Estos recuerdos muchas veces son los que dibujan sonrisas en nuestros rostros, cuando pasan por la mente en el momento menos pensado, y nos hacen sentir muy bien.

Me encantó esta entrada, Sandy. Un beso grande.